B"H
El esfuerzo por cumplimiento de la Tora en la época moderna
Etapa 1 -
Lectura de la carta de una persona que abandonó el mundo de la Torá y las
mitzvót (Apéndice 1).
Etapa 2 - Discusión - ¿Por qué el muchacho dejo de ser "religioso"?
Nosotros hablamos mucho del mundo interior, pero logramos encontrarnos con él en
forma más que excepcional, en caso que al menos lo encontremos.
¿Quién de nosotros logra concentrarse en sus rezos, sentir el placer de Shabat,
sentir al Kadósh Barúj Hú y a las mitzvót?
¿Acaso nosotros nos auto-engañamos pensando que es posible sentir elevación
espiritual y vivencias espirituales?
El joven siente que las diversiones de sus amigos son concretas y perceptibles,
mientras que su mundo interior no lo es, y es por ello que comenzó a dudar
acerca de su existencia.
Etapa 3 -
Dividamos a los participantes en tres grupos, cada grupo preparará propagandas -
carteles, canciones y un lema para su producto.
Los productos son: 1. Medias rojas para el invierno.
2. Chocolate como primer plato de las comidas.
3. La cualidad de la humildad.
Etapa 4 - Concentremos nuevamente a todos los participantes y ellos presentarán
sus respectivas propagandas.
Preguntemos - ¿Qué propagandas fueron más exitosas? ¿Que producto fue difícil de
vender?
- El grupo cuyo producto es la cualidad de la humildad tendrá más dificultades
que todos los demás ¿por qué?
¿Acaso se puede vender con un cartel la cualidad de la humildad? Es claro que
no.
Llegaremos a través de ésta actividad a la conclusión que las cuestiones
"interiores" son difíciles de vender. Ellas requieren de un discernimiento serio
y profundo y de un trabajo paulatino. Para adquirir una cualidad o adquisición
espiritual es necesario "esfuerzo".
Etapa 5 - Contemos el cuento "un cuarto de moneda de oro" (Apéndice 2).
¿Por qué el hijo del rey estaba satisfecho cuando su padre tiró las monedas de
oro al fuego, mientras que cuando iba a tirar aquel cuarto de moneda el gritó?
Existe una sola y única diferencia entre todas las otras monedas de oro y aquel
cuarto de moneda.
Aquel cuarto de moneda - era de su pertenencia.
Si nosotros
queremos vivir nuestras vidas en dimensiones más profundas, si nosotros queremos
construir un edificio espiritual - debemos esforzarnos para ello. Cosas
profundas e interiores se adquieren con esfuerzo y con paciencia, no es un
producto barato, exterior que se adquiere con facilidad - y se puede tirar
también con facilidad. Quizás brille menos a simple vista, pero se transforma en
mucho más significativo y profundo si trabajamos para conseguirlo.
La elevación espiritual no le cae a la persona desde arriba - la persona es la
que debe elevarse !!
Con su fuerza avanza, lentamente, y a veces también se cae, sin embargo depende
de su esfuerzo que se levante y continué avanzando en forma seria por el camino
de su creatividad.
Solo a través de ello construirá un edificio que le sea propio y por ende
importante también para si mismo.
Apéndice 1.
... "En la época del ejército me tuve un gran conflicto con la religión.
En todo mi servicio militar los muchachos en mi derredor se divertían. Viajaban
a películas, a fiestas, comían en restaurantes, bucearon en la península de
Sinai, yo por cuestiones de recato no podía participar.
Al principio me auto convencí que es bueno para mi de esta forma, pero
lentamente, comenzó a filtrarse en mi una sensación de confusión. Ellos
disfrutan tanto y yo en cambio renuncio a todo.
¿Para que en realidad hago esto? ¿Qué gano a cambio?
Fui estricto en el cuidado de la ley halájica, pero vivencias espirituales nunca
experimenté, la tefilá (rezo) nunca me provocó elevarme, "la mesa de Shabát" que
todos los que "vuelen el judaísmo bajo un signo de interrogación" hablan con
nostalgia, era para mi solo una sopa de pollo y un tchulente, ninguna elevación
logre sentir en mis veinticuatro años como religioso.
La diversión afuera en comparación a ésta era mucho más perceptible e intensa,
una felicidad que existe en forma clara, no una felicidad artificial que hablan
sobre ella en clases de filosofía; no charlas teóricas sobre un mundo espiritual
interior - que yo nunca logré sentir.
Senti que me perdía una felicidad inmediata que existe aquí y ahora y yo lo
vendía por algo que nunca lograría alcanzar.
Algo que quizás ni siquiera existe ...".
... Había
una vez un rey muy rico.
Tenía un hijo que heredaría el trono llegado el momento,
Sin embargo, aquel hijo era muy mimoso y también muy haragán.
Quizo el rey prepararlo para el reinado y lo envió a trabajar con un herrero.
El herrero que sabia que su trabajador era el hijo del rey, no le dió para
realizar tareas difíciles, sino que continuó mimándolo y aquel hijo del rey no
hacia finalmente nada; cada semana le entregaba una moneda de oro.
Cuando el hijo del rey regresaba al palacio en el fin de semana y le daba a su
padre la moneda de oro, el padre tomaba la moneda y la tiraba al fuego.
El hijo del rey no entendía la acción que realizaba su padre, más no le dijo
nada.
Así pasaron los años.
Un día le dijo el rey a su hijo que lo iba a llevar a trabajar con otro herrero.
Aquel herrero no sabía que el joven era el hijo del rey y lo hizo trabajar
durante toda la semana en tareas difíciles.
En aquella semana trabajo el hijo del rey más de lo que había trabajado durante
toda su vida.
Al final de aquella semana le dio el herrero un cuarto de moneda de oro.
Regresó el hijo del rey al palacio cansado y transpirando y le dió al rey el
cuarto de moneda, y vió como su padre iba a seguir con su costumbre de tirarla
al fuego.
Saltó el hijo del rey sobre su padre, tomo la moneda y gritó -
" No la tirés - es mia !!! Trabaje por ella con todas mis fuerzas ".